Autora: Shute-chan
Pareja: Okamoto Keito y Akari Shigeaki
Nota: Feliz cumpleaños a mi casi madre, le debí esto desde hace muchos años, espero te guste aunque sea cortito.
La gente normal pensaría que un hombre como
Okamoto Keito no tenía sentimientos, pero solo era una fachada, una de las
tantas que tenía y eso a su asistente parecía apreciar, porque cada vez que “mostraba
sentimientos” esta sonreía sin que los demás se percataran.
−dígale a ese idiota de Yamada que deje de
molestar, tengo peores cosas que hacer
Ordeno molesto mientras seguía tecleando y
ojeando en su escritorio, no era que tuviera un gran cargo, pero no era el
asistente de Yamada Ryosuke, para eso trabajan en lo mismo ambos.
−se lo dije antes de que Uds me lo ordenara,
señor.
Keito por un momento dejo de teclear y levanto
la mirada a su asistente que seguía de piernas cruzadas sentada frente a él.
−¿y? ¿Por qué sigue aquí? –miro con desdén su
reloj en la muñeca, ya era medio día− no debería ir a comer?
La chica le sonrió dejando escapar un suspiro y
se inclinó para recoger algo del suelo y dejar aquel maletín sobre el
escritorio.
−es… para ambos, señor. –Keito la miro sin
comprender− usted también tiene que comer.
Keito lo medito un momento mientras miraba
aquella maleta, suspiro cansino y cerro las carpetas en el escritorio.
−bien. Tú ganas, Akari.
La chica sonrió con un leve sonrojo en las
mejillas.
****
Pasada la tarde, el trabajo parecía menor a comparación
de la mañana, pero Keito aun tenia demasiado papeleo que hacer, y Akari a su
lado le hacía más fácil aquello, si no fuera por Hikaru y sus bromas a media
tarde hubiera estado en casa a tiempo.
Pero… ¿a tiempo para qué?
No tenía pareja, vivía solo, tal vez solo le
preocupaba que sus gatos hicieran una reunión clandestina para dominar todo el
mundo. Todos sus amigos lo comparaban con un gato, el porqué, era fácil, tenía más
de 4 gatos, tenía más de 25 años y ni una sola novia, estaban comenzando a preocuparse todos.
Pero apareció esa chica, según a palabras de
Yamada él necesitaba una asistente, la empresa crecía y su trabajo se aumentaría,
aunque no le gustara, comenzó a hacer audiciones, pero nada, hasta que Akari apareció
y su vida “ordenada” (si a pilares de papeles en un escritorio se le puede
llamar así) la coloco de cabeza.
Primero las sonrisas, él no sonreí.
Segundo las risas, él no reía.
Tercero: socializar, él no lo hacía.
¿Por qué?
Que tuviera “amigos” era raro, desde la preparatoria Ryosuke y Hikaru se le habían
pegado como chicles en el zapato, y ahora trabajaba con ellos en la misma
empresa.
−ya es tarde… mejor ve a casa, yo termino esto.
–le ordeno mientras miraba la hora, pero la chica solo negó y siguió acomodando
los papeles.
−no le dejare solo, es capaz de quedarse a
dormir aquí. –le regaño haciendo un leve puchero.
Ya ambos estaban sin sus sacos, con las mangas
de la camisa hasta los codos, y Keito ya ni la corbata tenia.
−creo que… es todo.
Dijo terminando de ordenar la última carpeta y
Akari suspiro agradecida.
−supongo que ahora si podemos irnos.
Escucho un pequeño ruido provenir del
escritorio de su jefe y vio como Keito levantaba en alto aquella botella de
whisky.
−no sé tú, pero yo celebrare que terminamos
antes de medianoche.
…
Cuando una copa se volvieron 5 ya ambos estaban
riéndose, sentados en una esquina de la oficina con la ventana abierta.
−entonces… hi…hikaru con…con lo idiota que es. Me
baño con agua helada!
Ambos comenzaron a reírse muy fuerte, Keito era
muy cerrado a cuanto su vida privada o de donde conoció a Hikaru o Ryosuke, y allí
estaba contándole la historia de su vida a su secretaria.
−no puedo creer eso…−dijo embobada recostando
su cabeza en el hombro de keito mirando a la nada.
−créeme esos dos pusieron mí.. Mi vida… un
desastre!
Confeso casi impronunciable volviendo a llenar
su vaso desechable y el de su asistente.
−y… tu? Siempre fuiste así en la escuela?
La chica negó, borrando su sonrisa unos
momentos.
−yo… tuve problemas… todos querían con la chica
de PECHOS grandes
Se quejó como si fuera su maldición, su baja
estatura, senos grandes y caderas nada disimuladas la llevaron a que media
escuela solo se interesara en ella de una manera.
−pues… yo no le veo nada de malo a tus pechos
Confeso sin disimulo mirando la camisa abierta
de la chica y luego comenzó a perderse
en el pliegue de la falda. Trago salida dolorosamente.
−Ke…keito…
El nombrado levanto la mirada encontrándose a centímetros
del rostro de su asistente, le tomo del mentón y la beso.
Suave. Lento.
Segundos más tarde, Akari se le había subido en
las piernas comiéndole la boca con desesperación, alborotándole los risos que
comenzaban a salirse de su ya desecho peinado.
Lo siguiente que había pasado era que ambos
estaban en el piso de aquella oficina desnudándose, tocándose, ambos apenas podían
procesar que estaban haciendo, pero se dejaron llevar.
Los gemidos llenaron toda la planta del
edificio, hasta en la cafetería se podía escuchar los gemidos de una chica, y los
jadeos de un chico, todo el sitio a oscuras, nadie podía imaginarse que esos
dos se habían quedado allí, ni el vigilante de turno.
Keito sujetaba con fuerza las caderas de la
chica mientras esta trataba de sostenerse del escritorio sin tirar las carpetas
que horas antes habían acomodado.
Los sonidos lascivos llenaban toda la oficina,
el chico besaba el cuello ajeno mientras dejaba escapar uno que otro gemido.
−ah..aah!!... Ke…keito…
Este le tomo de uno de los senos expuestos
sobre el sujetador, apretando uno de los pezones, logrando que Akari llegara al
orgasmo primero, logrando torturarla mientras intentaba venirse, pero la chica
lo detuvo unos instantes empujándolo hacia la silla.
−a-akari…−murmuro ronco, intentando ganar aire.
−yo… tengo una mejor idea…
La chica termino por quitarse el sujetador y arrodillándose
frente a su jefe, le comenzó a masturbar con sus pechos, lento, rosando su
lengua de vez en cuando en la punta del miembro del chico.
La imagen de su asistente haciendo aquello debía
de estar alucinando, cada vez era más rápido aquel ritmo y sin poder soportar
aquello se vino manchando la cara y los pechos de la chica.
Solo era el inicio de la noche
.
.
.
A la mañana siguiente ambos estaban acostados
en el pequeño sofá, Hikaru que siempre llegaba temprano decidió que tal vez era
mejor saber si su amigo había terminado con el trabajo, pero al abrir la
oficina encontró a ambos abrazados y semi desnudos.
La puerta la cerro tan rápido como la abrió, el
asombro en su rostro era total.
−hey! Buenos días! Keito ya llego? Hoy tenemos---Yamada
que venía tan animado corto su charla y viendo la expresión del rostro de su
amigo le toco el hombro− estas bien?
Hikaru apenas se giró para verlo y se lo llevo
lejos de allí.
−tu aun eres muy pequeño para que te explique
ciertas cosas…
−¿de qué carajos hablas?
Hikaru se sentía como un padre orgulloso de su
hijo.
FIN
Comentarios
Te quiero mucho y sigue esforzándote <3