*Jueves
13 de Octubre del 2016*
El atardecer en casa parecía quererme decir que pronto los últimos
pétalos en mi nombre caerían, así como si en un año se borraran todas las cosas
malas que he pasado, todo los secretos que desenterré, toda una vida, contada
por cada pétalo de cerezo.
―Señorita Sakura, la cena ya está casi lista. Su padre exige
su presencia.
con pesar le contesto a clain que se marcha, mientras mis lágrimas
terminan de caer de mis mejillas al suelo.
si no fuera por Yuri, no hubiera podido seguir adelante,
necesitaba sus palabras de aliento para rehacer mi vida aunque no como mi padre
lo quiere.
―sabes que no
me gusta que pases tanto tiempo fuera con esos chicos luego de que terminaras
deliberadamente tu compromiso.
Suspiro decaída
mientras miro mi cena sin mucho color.
―padre...gracias
por preocuparte, pero no es necesario que...
mi voz casi imperceptible
ante mi padre que sigue su sermón sobre mi futuro no llega a sus oídos y estoy
agradecida por ello.
―acaso estas consiente
de todo lo que perdimos por tu ineptitud?
y de nuevo, estoy aquí abajo recordando las palabras de mi
padre, gracias al cielo que hoy es un día diferente, puedo saltarme la cena si
Shintaro y los demás se apresuran.
y milagrosamente como si mis plegarias fueran escuchadas,
puedo oír y ver el auto de Marius acercándose por la entrada de la casa, corro
a toda prisa por las escaleras llegando a la puerta antes de que clain pueda
tomar el pomo.
―dile a papá que mamá me ha dado permiso de irme.
y sin más salgo disparada por la puerta dejando a un
aturdido mayordomo, al igual que Sou que se ve tan impactado y más cuando entro
al auto y cierro de un portazo.
―vámonos, ahora.
nadie pregunta, nadie dice nada, pero luego de un breve e incómodo
silencio sé que Sou ha entrado al auto y comienza a conducir fuera de la casa,
es cuando todos comienzan a reír dentro de la limosina y la música hace eco
dentro y creo que fuera también, no me importa, creo que son mis 17, y solo los
cumpliré una vez.
―dime que no huiste de casa Sakura...
me rio traviesa, hace mucho no lo hago, y cuando aparece una
sonrisa en mi cara, se borra tan rápido como apareció cuando nadie me ve, la compañía
de Shin es todo lo que necesito para estar mejor. No es bueno aferrarse a
alguien de esta manera, pero me hace sentir bien todo con él.
―Shhh.. no lo hice, solo que no se lo comenté a él, sino a
mamá.
lo veo resoplar y me muerdo el labio incomoda, los demás
chicos miran por la ventana o sus celulares, Mari-Chan se acerca a gatas hasta mí
y me tiende una pequeña caja.
―feliz cumpleaños
me felicita con una gran sonrisa y doy las gracias, apenas
audible por tanta música alta.
no se ni a donde me llevan, pero ser tan cool como todo lo
que este loco grupo hace, nunca había estado tan contenta de estar con chicos
de mi edad, y llamarlos amigos.
llegamos a un pequeño club privado, donde están más chicos
de la escuela, los reyes y reinas, una fiesta sin ellos creo que sería
imposible imaginármelo.
mis ojos intentan buscar a un chico bajito de cabello negro,
pero nada, Shintaro se da cuenta y me toma del hombro y habla alto en mi oído.
―él no vino.
le sonrió y beso la mejilla, justo para que no se le seguirá
desdibujando su linda sonrisa del rostro.
conforme la fiesta avanzaba, el Rey Centaa sube al pequeño
escenario con micrófono en mano y capta toda la atención de la audiencia.
―hola, hola!, un aplauso a la cumpleañera que esta noche está
muy callada entre la gente.
todos me miran y sonríen, yo les sonrió igual, y El Rey
Centaa (Yuto) dice algo más que no capto hasta que traen un gran pastel con
forma de flor de cerezo, se ve tan bien elaborado que me da un poco de pena
tener que cortarlo.
la fiesta transcurre de forma tranquila, sin pleitos, sin
complicaciones, pero de vez en cuando veo algunas peleas que son comunes en los
pasillos, peleas entre las parejas de reyes y reinas, y algo poco común, es ver
a Inoue Miki junto a Ryosuke, pero parece una charla más que una pelea, y detrás
de ellos esta Inoo Kei, me quedo sorprendida al verlo con el cabello mucho más
formal, aprecia un chico "malo" casi no lo reconozco.
Menos a Umi, ebria bailando sobre la barra, y un poco más
lejos a Kira senpai, ahora entiendo porque Shintaro no me dejo beber lo que había
en esos vasos rojos.
cuando todo termina, estoy en un taxi dirigiéndome al
departamento de Akari.
―sabes que por una amiga lo que sea.
le sonrió agradecida, cuando entro todo era tan pequeño.
―mi habitación es más grande, no te ofendas.
la miro pero ella solo niega con la cabeza mientras sonríe y
deja sus zapatillas en la entrada al lado de las mías.
―no te preocupes, no todas tenemos familias con tanto
dinero. Ahora, dormirás en futon, el baño esta por allí.
me señala una pequeña puerta, me dirijo rápido y me quito el
poco maquillaje que tenía en la cara junto a rastros de pastel.
―no debieron meterte de cabeza en ese pastel.
me encojo de hombros mientras me seco la cara.
―pero me e divertido, creo que eso es lo importante.
―cierto.
me arrodillo para ayudarla a acomodar donde dormiremos, me
quedo absorta en todo lo que hacemos, jamás había parado a detenerme a pensar
en cómo sería vivir sin mi apellido, sin mi padre, sin su sombra.
―Akari...
―si?
―que se siente vivir sola?
le pregunto mirando el techo, siento la mirada de ella sobre
mi, pero yo sigo mirando la bombilla apagada.
―pues, a mi me relaja.
―no me refiero a eso.
―entonces?
―quiero decir, como haces para vivir y pagar esto.
―ay Sakura... mi beca lo hace, junto a mis padres. Cuando
salga de la escuela tendré que trabajar, para pagar algo como esto. No todos la
tenemos fácil en esta vida.
No, no todo en esta vida es fácil.
VIERNES
Clases de matemática, interminables, cálculos, sumas,
restas, y divides a Kikuchi Fuma en miles de pedacitos y que obtienes, es igual
a paz.
la marca en su mejilla se veía en rojo vivo, pero se lo merecía,
no porque salga con él tiene que hacer cosas tan vergonzosas.
―y que resultado da? Corimanya?
y aquí estoy yo, con un ejercicio en la pizarra y una
maestra dispuesta a reprobarme esta materia.
―emm... lo- lo siento sensei Mishichige.
―presta atención, así de seguro tendrás buenas notas en el
examen.
hago un asentimiento con la cabeza y meto mis narices dentro
del cuaderno cuando la sensei no me ve, hasta que cae una bolita de papel en mi
cuaderno, la deshago y descubro una pequeña nota.
*te pasare mis
apuntes, no te preocupes, pasaras ese examen*
dirijo mi mirada hacia el único lugar de donde pudo provenir
ese pequeño objeto volador no identificado, Fuma me observa sonriente
levantando sus pulgares, le sonrió a medias, será un idiota, pero es mi idiota.
CLUB DE MUSICA
las notas del piano no suenan muy armónicas, por lo que
vuelvo a centrar mi mirada en las hojas frente a mí, tratando de recordar que melodía
era.
―deberías seguir con la guitarra.
―Aiba sensei quiere que toque el piano, por si Miki-san no
puede hacerlo bien.
ahora que me detenía a recordar, ella no podía aun tocar una
simple melodía sin que pudiera tener un espasmo, aun me pregunto porque.
Kikuchi me da unas palmaditas en el cabello y regresa a su
puesto cuando entra el sensei de nuevo al aula.
―bien chicos, quiero escucharlos.
entonces Kento y Ary tocan una melodía animada, todo va bien
hasta que Ary se confunde y pide disculpas, eso hace que pasen a la siguiente
persona, Sakura, le sedo mi asiento en el piano y esta toca una melodía tan
triste, que casi puedo saborear mis lágrimas, si no fuera por Fuma, no me daría
cuenta que estoy llorando.
―eso fue muy sentimental Sakura, creo que te dejaremos a ti
hasta que Zumiko decida integrarse.
le doy las gracias mentalmente al sensei, hoy no es mi día.
―podemos? podemos?
Suplica Dany mientras sostiene la espada de bambú entre sus
manos.
yo sonrió a medias, estas chicas nunca saben cuándo detenerse.
―de acuerdo, solo unas clases, solo eso.
―gracias Yamada-senpai!
Hace una corta reverencia y sale disparada por la puerta,
dejo caer un suspiro pesado, no quería tener que volver a tocar una sola de
estas cosas de nuevo, no sin tocar una fibra muy sensible en mí.
aun me ataca por las noches las imágenes de Rina.
―Rina...
Murmurar su nombre es como clavarme cuchillos en el estómago,
se me hace difícil respirar, apenas y puedo estar en pie.
*Sábado 15 de
Octubre del 2016*
estoy encantada
con mi regalo de cumpleaños, no muy anónimo que me dejo Fu-chan en la entrada
de mi casa, haciéndose pasar por repartidor.
―un violín?
―necesitas un
nuevo instrumento y... estoy me recordó a ti.
levanto una
ceja con expresión imparcial
―a mí?
―sí, es
pequeño, pero sus melodías hermosas
le tome entre
mis brazos y le di un beso demasiado largo para que mi madre nos descubriera en
la puerta y casi le da un infarto, hasta que se relajó unos segundo y luego volvió
a casi morirse.
por la tarde solo reviso mis mensajes esperando que Fu-chan
me recoja para saber Dios a donde me llevara, entre ellos, Keiko me ha enviado
un video corto en instagram felicitándome, y solo mensajes de texto he recibido
de Hikaru felicitándome
*felicidades,
un año más de vida*
fue muy breve, pero al menos me se acordó, aun me pregunto ¿cómo
es que no me di cuenta de que Keiko estaba enamorada de él en primer año?
estaba tan ciegamente enamorada de él que no le preste atención a las señales,
a ella no le gustaba ni mencionarlo cuando hablaba de las veces que me besaba o
de a dónde iba, siempre tan incómoda, tan distante, pero como mi amiga me apoyo
y estuvo allí siempre, ¿y yo? ¿que hice por ella? casi la mato cuando supe lo
que pasaba, me cegué tanto que los lastime a ambos, aun así ellos están allí
para mí, me perdonaron, y no me lo merezco.
―ooh, Zu-chan, porque lloras?
Abrazo a mamá lo más rápido que puedo, sintiendo todo a mi
alrededor derrumbarse tan rápido como la arena mojada.
―cariño... calma...
Mamá me arrulla entre sus brazos, mientras mis sollozos se
calman y mi respiración vuelve a ser normal.
―nunca quise lastimas a Keiko mamá.
su mirada me hace partir el corazón en dos, jamás quise ser
una carga para nadie, menos para ella y mi padre.
luego que llegara Fuma, tuve que retocarme el maquillaje,
pero eso no lo logro engañar, su ceño fruncido decía que habría muchas
preguntas.
el restaurante al aire libre no era lo mío, pero le agradecía
el gesto.
―ahora... dime que solo estabas llorando por los mensajes bonitos
que te deje instagram.
apenas y le sonrió tomando un poco de agua, intentando
aclararme la garganta.
―si, el agua es muy sana para ti linda, pero ahora dime ¿qué
paso?
Apenas me doy cuenta que estoy templando y quiero solo
echarle la culpa al frio de la noche.
―solo...mmm.. Keiko me felicito.
Respondo al fin entre lágrimas, no se me da mentir, menos
delante de él.
―oh...
y mi hombre de pocas palabras coloca su silla junto a la mía,
abrazándome por los hombros.
―luego... luego esta Hi... ¿soy una mala persona? ¿Verdad?
―no, claro que no Zumiko. Un poco loca, pero asi me gustas.
le doy un codazo, que lo hace reír, incluso me contagia a mí
con ella.
―vamos, te quiero mostrar una cosa.
nos levantamos y me lleva al interior del restaurante, donde
todo esta tan oscuro que apenas me doy cuenta que dicen "sorpresa", y
entre ellos, esta Keiko sosteniendo un pastel de cumpleaños. Vuelvo a llorar
esta vez de alegría, no esperaba que todos vinieran esta vez.
cuando termino de saludar a la mayoría de los chicos, llega
el momento de la verdad, donde Hikaru y Keiko, juntos, están afuera, Fu-chan
solo me besa la mejilla y me desea suerte.
tengo que enfrentarme a esto.
―pero no vuelvas a hacer algo tan tonto como eso!
le reprende Keiko mientras ambos se ríen, parecen tan
felices a si, tal vez arruine todo entrando en medio.
―ho-hola... gracias por venir... no tenían que hacerlo.
Keiko y Hikaru se voltean para mirarme con una gran sonrisa,
no puedo evitar mirarle el brazo a Keiko, donde tiene una cicatriz, ella lo
cubre rápido
―lo siento.
Murmuro abrazándola rapido, ella me corresponde acariciándome
el cabello, intento respirar pero descubro que sollozo y mis lágrimas me queman
las mejillas.
―ya… todo esta bien Zumi-chan. Si?
Me separa de ella dejando un gran vacío y frio en mi pecho, no soy capaz de mirarla a los ojos.
―siempre seremos amigas, de acuerdo?
Esta vez si levanto la mirada para observar su rostro, sus
ojos cafés claro que me miran con el mismo cariño de siempre, como si nada
hubiera pasado.
***
―y pensar que hace meses parecia una loco
Hikaru se recargo a la pared mientras dejaba salir el humo
del cigarrillo.
―yo haría lo mismo si viera a la persona que me gustaba con
otro.
―si.. le partirías la madre.
Ambos chicos se echan a reir mientras ven a ambas chicas
platicar a lo lejos sentadas en una silla.
*LUNES 17*
―¿y si le
colocamos menos adornos?
―niñas, esto es
excesivo.
Lloriqueaba un chico mientras estaba atado en la silla y
tres niñas lo maquillaban.
―Sou, Sou ya estoy lis—
El chico rubio al mirar a su chofer solo pudo reírse a mas
no poder
―Señor, me podría ayudar.
―espera, espera, necesito una foto de esto.
Marius le tomo una foto rápida a su amigo y guardaespaldas
para luego ayudarlo a desatarlo.
―ire al baño.
Refunfuñada mientras las niñas y Marius se reian y el le
entregaba un billete a cada una.
― bien echo.
―Sou… ¿Por qué tienes brillo en el cabello?
Marius intentaba no reírse desde atrás.
―nada, solo un percance.
Ary solo asiente lentamente mientras lo ayuda a quitarle el brillo del cabello y orejas.
En las siguientes clases pasaron de forma tranquila, donde parecía
haber paz y tranquilidad, solo había preguntas sobre el futuro individual de
cada estudiante.
*Domingo 30 de
Octubre del 2016*
Shori lanzo el balón a los chicos que jugaban por la calle
antes de llegar a su destino.
―se supone que debo decirte que llegas 10 minutos tarde.
Reclama una Aimi cruzada de brazos, mirando ceñuda al chico.
―lo siento.
Comenzaron a caminar hasta llegar a un pequeño callejón,
solo había una puerta de metal al final.
―las damas primero.
―algo me dice que eres miedoso.
―jajaja, solo estoy siendo caballero.
Al entrar la música tenue comenzaba a sonar, era el pequeño
club del cual había oído hablar de los reyes, el cual era un restaurante del
cual solo pocos entraban.
―¿Qué hacemos aquí?
―espérame, ya regreso, ni te muevas.
Shori se internó en el lugar y al poco rato se llegó donde
Aimi con unas llaves.
―listo
―¿y eso?
―las llaves de mi regalo de cumpleaños.
Al llegar a un pequeño aparcamiento uno de los autos se le
encienden las luces.
―dime que eso no es tuyo.
―o si linda, es mio, por ahora.
Ayuda a subir a la chica al auto, y luego de hacer rugir el
motor, comienzan a conducir a toda prisa por la ciudad.
―¿A dónde vamos?
―no lo se, pero creo que lejos de todo, te parece?
La noche descendía en la playa mientras dos amantes
empañaban el cristal de los vidrios del auto.
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