Horikoshi Gakuen II segunda Temporada [capitulo 8]

*Jueves  13 de Octubre del 2016*


El atardecer en casa parecía quererme decir que pronto los últimos pétalos en mi nombre caerían, así como si en un año se borraran todas las cosas malas que he pasado, todo los secretos que desenterré, toda una vida, contada por cada pétalo de cerezo.
―Señorita Sakura, la cena ya está casi lista. Su padre exige su presencia.

con pesar le contesto a clain que se marcha, mientras mis lágrimas terminan de caer de mis mejillas al suelo.

si no fuera por Yuri, no hubiera podido seguir adelante, necesitaba sus palabras de aliento para rehacer mi vida aunque no como mi padre lo quiere.


―sabes que no me gusta que pases tanto tiempo fuera con esos chicos luego de que terminaras deliberadamente tu compromiso.
Suspiro decaída mientras miro mi cena sin mucho color.
―padre...gracias por preocuparte, pero no es necesario que...
mi voz casi imperceptible ante mi padre que sigue su sermón sobre mi futuro no llega a sus oídos y estoy agradecida por ello.
―acaso estas consiente de todo lo que perdimos por tu ineptitud?



y de nuevo, estoy aquí abajo recordando las palabras de mi padre, gracias al cielo que hoy es un día diferente, puedo saltarme la cena si Shintaro y los demás se apresuran.


y milagrosamente como si mis plegarias fueran escuchadas, puedo oír y ver el auto de Marius acercándose por la entrada de la casa, corro a toda prisa por las escaleras llegando a la puerta antes de que clain pueda tomar el pomo.

―dile a papá que mamá me ha dado permiso de irme.
y sin más salgo disparada por la puerta dejando a un aturdido mayordomo, al igual que Sou que se ve tan impactado y más cuando entro al auto y cierro de un portazo.
―vámonos, ahora.

nadie pregunta, nadie dice nada, pero luego de un breve e incómodo silencio sé que Sou ha entrado al auto y comienza a conducir fuera de la casa, es cuando todos comienzan a reír dentro de la limosina y la música hace eco dentro y creo que fuera también, no me importa, creo que son mis 17, y solo los cumpliré una vez.


―dime que no huiste de casa Sakura...
me rio traviesa, hace mucho no lo hago, y cuando aparece una sonrisa en mi cara, se borra tan rápido como apareció cuando nadie me ve, la compañía de Shin es todo lo que necesito para estar mejor. No es bueno aferrarse a alguien de esta manera, pero me hace sentir bien todo con él.

―Shhh.. no lo hice, solo que no se lo comenté a él, sino a mamá.
lo veo resoplar y me muerdo el labio incomoda, los demás chicos miran por la ventana o sus celulares, Mari-Chan se acerca a gatas hasta mí y me tiende una pequeña caja.
―feliz cumpleaños
me felicita con una gran sonrisa y doy las gracias, apenas audible por tanta música alta.

no se ni a donde me llevan, pero ser tan cool como todo lo que este loco grupo hace, nunca había estado tan contenta de estar con chicos de mi edad, y llamarlos amigos.

llegamos a un pequeño club privado, donde están más chicos de la escuela, los reyes y reinas, una fiesta sin ellos creo que sería imposible imaginármelo.

mis ojos intentan buscar a un chico bajito de cabello negro, pero nada, Shintaro se da cuenta y me toma del hombro y habla alto en mi oído.
―él no vino.
le sonrió y beso la mejilla, justo para que no se le seguirá desdibujando su linda sonrisa del rostro.


conforme la fiesta avanzaba, el Rey Centaa sube al pequeño escenario con micrófono en mano y capta toda la atención de la audiencia.
―hola, hola!, un aplauso a la cumpleañera que esta noche está muy callada entre la gente.
todos me miran y sonríen, yo les sonrió igual, y El Rey Centaa (Yuto) dice algo más que no capto hasta que traen un gran pastel con forma de flor de cerezo, se ve tan bien elaborado que me da un poco de pena tener que cortarlo.


la fiesta transcurre de forma tranquila, sin pleitos, sin complicaciones, pero de vez en cuando veo algunas peleas que son comunes en los pasillos, peleas entre las parejas de reyes y reinas, y algo poco común, es ver a Inoue Miki junto a Ryosuke, pero parece una charla más que una pelea, y detrás de ellos esta Inoo Kei, me quedo sorprendida al verlo con el cabello mucho más formal, aprecia un chico "malo" casi no lo reconozco.

Menos a Umi, ebria bailando sobre la barra, y un poco más lejos a Kira senpai, ahora entiendo porque Shintaro no me dejo beber lo que había en esos vasos rojos.


cuando todo termina, estoy en un taxi dirigiéndome al departamento de Akari.
―sabes que por una amiga lo que sea.
le sonrió agradecida, cuando entro todo era tan pequeño.
―mi habitación es más grande, no te ofendas.
la miro pero ella solo niega con la cabeza mientras sonríe y deja sus zapatillas en la entrada al lado de las mías.
―no te preocupes, no todas tenemos familias con tanto dinero. Ahora, dormirás en futon, el baño esta por allí.
me señala una pequeña puerta, me dirijo rápido y me quito el poco maquillaje que tenía en la cara junto a rastros de pastel.
―no debieron meterte de cabeza en ese pastel.
me encojo de hombros mientras me seco la cara.
―pero me e divertido, creo que eso es lo importante.
―cierto.
me arrodillo para ayudarla a acomodar donde dormiremos, me quedo absorta en todo lo que hacemos, jamás había parado a detenerme a pensar en cómo sería vivir sin mi apellido, sin mi padre, sin su sombra.

―Akari...
―si?
―que se siente vivir sola?
le pregunto mirando el techo, siento la mirada de ella sobre mi, pero yo sigo mirando la bombilla apagada.
―pues, a mi me relaja.
―no me refiero a eso.
―entonces?
―quiero decir, como haces para vivir y pagar esto.
―ay Sakura... mi beca lo hace, junto a mis padres. Cuando salga de la escuela tendré que trabajar, para pagar algo como esto. No todos la tenemos fácil en esta vida.

No, no todo en esta vida es fácil.



VIERNES


Clases de matemática, interminables, cálculos, sumas, restas, y divides a Kikuchi Fuma en miles de pedacitos y que obtienes, es igual a paz.

la marca en su mejilla se veía en rojo vivo, pero se lo merecía, no porque salga con él tiene que hacer cosas tan vergonzosas.

―y que resultado da? Corimanya?
y aquí estoy yo, con un ejercicio en la pizarra y una maestra dispuesta a reprobarme esta materia.
―emm... lo- lo siento sensei Mishichige.
―presta atención, así de seguro tendrás buenas notas en el examen.
hago un asentimiento con la cabeza y meto mis narices dentro del cuaderno cuando la sensei no me ve, hasta que cae una bolita de papel en mi cuaderno, la deshago y descubro una pequeña nota.

 *te pasare mis apuntes, no te preocupes, pasaras ese examen*

dirijo mi mirada hacia el único lugar de donde pudo provenir ese pequeño objeto volador no identificado, Fuma me observa sonriente levantando sus pulgares, le sonrió a medias, será un idiota, pero es mi idiota.



CLUB DE MUSICA


las notas del piano no suenan muy armónicas, por lo que vuelvo a centrar mi mirada en las hojas frente a mí, tratando de recordar que melodía era.
―deberías seguir con la guitarra.
―Aiba sensei quiere que toque el piano, por si Miki-san no puede hacerlo bien.
ahora que me detenía a recordar, ella no podía aun tocar una simple melodía sin que pudiera tener un espasmo, aun me pregunto porque.

Kikuchi me da unas palmaditas en el cabello y regresa a su puesto cuando entra el sensei de nuevo al aula.
―bien chicos, quiero escucharlos.
entonces Kento y Ary tocan una melodía animada, todo va bien hasta que Ary se confunde y pide disculpas, eso hace que pasen a la siguiente persona, Sakura, le sedo mi asiento en el piano y esta toca una melodía tan triste, que casi puedo saborear mis lágrimas, si no fuera por Fuma, no me daría cuenta que estoy llorando.

―eso fue muy sentimental Sakura, creo que te dejaremos a ti hasta que Zumiko decida integrarse.
le doy las gracias mentalmente al sensei, hoy no es mi día.




―podemos? podemos?
Suplica Dany mientras sostiene la espada de bambú entre sus manos.
yo sonrió a medias, estas chicas nunca saben cuándo detenerse.

―de acuerdo, solo unas clases, solo eso.
―gracias Yamada-senpai!
Hace una corta reverencia y sale disparada por la puerta, dejo caer un suspiro pesado, no quería tener que volver a tocar una sola de estas cosas de nuevo, no sin tocar una fibra muy sensible en mí.

aun me ataca por las noches las imágenes de Rina.
―Rina...
Murmurar su nombre es como clavarme cuchillos en el estómago, se me hace difícil respirar, apenas y puedo estar en pie.



*Sábado 15 de Octubre del 2016*


estoy encantada con mi regalo de cumpleaños, no muy anónimo que me dejo Fu-chan en la entrada de mi casa, haciéndose pasar por repartidor.
―un violín?
―necesitas un nuevo instrumento y... estoy me recordó a ti.
levanto una ceja con expresión imparcial
―a mí?
―sí, es pequeño, pero sus melodías hermosas
le tome entre mis brazos y le di un beso demasiado largo para que mi madre nos descubriera en la puerta y casi le da un infarto, hasta que se relajó unos segundo y luego volvió a casi morirse.



por la tarde solo reviso mis mensajes esperando que Fu-chan me recoja para saber Dios a donde me llevara, entre ellos, Keiko me ha enviado un video corto en instagram felicitándome, y solo mensajes de texto he recibido de Hikaru felicitándome

*felicidades, un año más de vida*


fue muy breve, pero al menos me se acordó, aun me pregunto ¿cómo es que no me di cuenta de que Keiko estaba enamorada de él en primer año? estaba tan ciegamente enamorada de él que no le preste atención a las señales, a ella no le gustaba ni mencionarlo cuando hablaba de las veces que me besaba o de a dónde iba, siempre tan incómoda, tan distante, pero como mi amiga me apoyo y estuvo allí siempre, ¿y yo? ¿que hice por ella? casi la mato cuando supe lo que pasaba, me cegué tanto que los lastime a ambos, aun así ellos están allí para mí, me perdonaron, y no me lo merezco.

―ooh, Zu-chan, porque lloras?
Abrazo a mamá lo más rápido que puedo, sintiendo todo a mi alrededor derrumbarse tan rápido como la arena mojada.
―cariño... calma...
Mamá me arrulla entre sus brazos, mientras mis sollozos se calman y mi respiración vuelve a ser normal.
―nunca quise lastimas a Keiko mamá.
su mirada me hace partir el corazón en dos, jamás quise ser una carga para nadie, menos para ella y mi padre.



luego que llegara Fuma, tuve que retocarme el maquillaje, pero eso no lo logro engañar, su ceño fruncido decía que habría muchas preguntas.

el restaurante al aire libre no era lo mío, pero le agradecía el gesto.
―ahora... dime que solo estabas llorando por los mensajes bonitos que te deje instagram.
apenas y le sonrió tomando un poco de agua, intentando aclararme la garganta.
―si, el agua es muy sana para ti linda, pero ahora dime ¿qué paso?
Apenas me doy cuenta que estoy templando y quiero solo echarle la culpa al frio de la noche.
―solo...mmm.. Keiko me felicito.
Respondo al fin entre lágrimas, no se me da mentir, menos delante de él.
―oh...
y mi hombre de pocas palabras coloca su silla junto a la mía, abrazándome por los hombros.
―luego... luego esta Hi... ¿soy una mala persona? ¿Verdad?
―no, claro que no Zumiko. Un poco loca, pero asi me gustas.
le doy un codazo, que lo hace reír, incluso me contagia a mí con ella.
―vamos, te quiero mostrar una cosa.
nos levantamos y me lleva al interior del restaurante, donde todo esta tan oscuro que apenas me doy cuenta que dicen "sorpresa", y entre ellos, esta Keiko sosteniendo un pastel de cumpleaños. Vuelvo a llorar esta vez de alegría, no esperaba que todos vinieran esta vez.


cuando termino de saludar a la mayoría de los chicos, llega el momento de la verdad, donde Hikaru y Keiko, juntos, están afuera, Fu-chan solo me besa la mejilla y me desea suerte.

tengo que enfrentarme a esto.
―pero no vuelvas a hacer algo tan tonto como eso!
le reprende Keiko mientras ambos se ríen, parecen tan felices a si, tal vez arruine todo entrando en medio.
―ho-hola... gracias por venir... no tenían que hacerlo.
Keiko y Hikaru se voltean para mirarme con una gran sonrisa, no puedo evitar mirarle el brazo a Keiko, donde tiene una cicatriz, ella lo cubre rápido
―lo siento.
Murmuro abrazándola rapido, ella me corresponde acariciándome el cabello, intento respirar pero descubro que sollozo y mis lágrimas me queman las mejillas.
―ya… todo esta bien Zumi-chan. Si?
Me separa de ella dejando un gran vacío y frio en mi  pecho, no soy capaz de mirarla a los ojos.
―siempre seremos amigas, de acuerdo?
Esta vez si levanto la mirada para observar su rostro, sus ojos cafés claro que me miran con el mismo cariño de siempre, como si nada hubiera pasado.


***

―y pensar que hace meses parecia una loco
Hikaru se recargo a la pared mientras dejaba salir el humo del cigarrillo.
―yo haría lo mismo si viera a la persona que me gustaba con otro.
―si.. le partirías la madre.
Ambos chicos se echan a reir mientras ven a ambas chicas platicar a lo lejos sentadas en una silla.


*LUNES 17*

―¿y si le colocamos menos adornos?
―niñas, esto es excesivo.
Lloriqueaba un chico mientras estaba atado en la silla y tres niñas lo maquillaban.
―Sou, Sou ya estoy lis—
El chico rubio al mirar a su chofer solo pudo reírse a mas no poder
―Señor, me podría ayudar.
―espera, espera, necesito una foto de esto.
Marius le tomo una foto rápida a su amigo y guardaespaldas para luego ayudarlo a desatarlo.
―ire al baño.
Refunfuñada mientras las niñas y Marius se reian y el le entregaba un billete a cada una.
― bien echo.



―Sou… ¿Por qué tienes brillo en el cabello?
Marius intentaba no reírse desde atrás.
―nada, solo un percance.
Ary solo asiente lentamente mientras lo ayuda  a quitarle el brillo del cabello y orejas.

En las siguientes clases pasaron de forma tranquila, donde parecía haber paz y tranquilidad, solo había preguntas sobre el futuro individual de cada estudiante.



*Domingo 30 de Octubre del 2016*


Shori lanzo el balón a los chicos que jugaban por la calle antes de llegar a su destino.
―se supone que debo decirte que llegas 10 minutos tarde.
Reclama una Aimi cruzada de brazos, mirando ceñuda al chico.
―lo siento.
Comenzaron a caminar hasta llegar a un pequeño callejón, solo había una puerta de metal al final.
―las damas primero.
―algo me dice que eres miedoso.
―jajaja, solo estoy siendo caballero.
Al entrar la música tenue comenzaba a sonar, era el pequeño club del cual había oído hablar de los reyes, el cual era un restaurante del cual solo pocos entraban.
―¿Qué hacemos aquí?
―espérame, ya regreso, ni te muevas.
Shori se internó en el lugar y al poco rato se llegó donde Aimi con unas llaves.
―listo
―¿y eso?
―las llaves de mi regalo de cumpleaños.


Al llegar a un pequeño aparcamiento uno de los autos se le encienden las luces.
―dime que eso no es tuyo.
―o si linda, es mio, por ahora.
Ayuda a subir a la chica al auto, y luego de hacer rugir el motor, comienzan a conducir a toda prisa por la ciudad.
―¿A dónde vamos?
―no lo se, pero creo que lejos de todo, te parece?


La noche descendía en la playa mientras dos amantes empañaban el cristal de los vidrios del auto.

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