Tu retrato en la pared [Capitulo 5]

Ya habían pasado dos semanas y Rei aún no se acostumbraba a tener que lidiar con Hiro, el perro que cuando se convertía en humano era su chico, Yukihiro.

-   Oye, Rei-chan, ¿Por qué no sales con esas chicas?-
Pregunto el curioso chico mientras se cambiaba de ropa y Rei estaba de espaldas con los ojos fuertemente cerrados, moria de vergüenza por el atrevimiento de su chico.

-   ¿Quién? ¿Kokoro y sus amigas?-
Dijo aun sin ser capaz de abrir los ojos o girarse a ver al chico.

-   Si! Ellas, se ve que quieren ser tus amigas, no debes cerrarte a posibilidades-
Dijo el chico una vez sentado, justo detrás de ella, Rei reprimió un grito y un escalofrió paso de la punta de sus pies hasta su cabeza, por impulso se alejó de Yukihiro.

-   ¡¿Qué-¡¿Qué haces tan cerca?!-
Él chico ni se inmuto ante aquellos ojos tan abiertos como se lo permitían sus parpados, tan solo se acercó más y más a la chica, haciendo que la espalda de esta chocara contra la cama, no había manera de escapar.

-   Rei-chan es muy linda!-
Al parecer Yukihiro no tenía ni una pizca de pudor en su mente, ya que solo junto una vez más los labios de él junto a los contrarios, Rei perdía su pudor junto a él, tan solo besarlo la hacía estar cálida y sin fuerzas, tan solo quería seguir con aquel tacto, profundizarlo, atraparlo en sus brazos, desordenarle su húmedo cabello, y justo cuando se pensaba que llegaría a más, él cortaba rápidamente aquel tacto, entre quejas por parte de Rei, lo miro con enojo.

-   ¿Por qué siempre haces eso?-
Su enojo era notable, pero él tan solo se levantaba y se marchaba, él frio que se podía decir que sentía Rei en ese momento era particularmente parecido al de entrar a un refrigerador.


...

Apenas un mes y Yukihiro se había marchado, tan solo quedaba su espíritu conectado al gran perro Hiro, pero este de vez en cuando tenía decaimiento o botaba sangre, cosa que ya le comenzaba a preocupar a Rei.


-   ¿Sucede algo Rei-chan?-
Una de esas laaargas historias de Kokoro a las cuales no les prestaba ni una pizca de atención, pero despertó de su pequeño transe.

-   Na-nada... estoy bien-
Las otras dos chicas se miraron entre sí.
-   Estas muy extraña-
Dijo Saki, meditando desde cuando ella estaba así.
-   Somos tus amigas, cuenta con nosotras, ¿sí?-
Sumi le tomo de la mano, regalándole una sonrisa amable, pero Rei sabía que no podía decir que un chico que dibujo en su pared se volvió real y anda suelto por la cuidad.

-   Les contare solo porque ya no sé qué hacer-
Dijo entre entristecida, preocupada y desesperada, el aquel trio asintió muchas veces con la cabeza, emocionándose por lo que fuese a decir la pelinegra.

-   Desde...hace un mes, conocí a un chico—
Pero antes de que pudiera contestar sus amigas gritaron como locas, Rei intento callarlas, hasta que lo consiguió.

-   ¿ya te acostaste con él?-
-   ¿tiene hermanos? ¿Cuántos años tiene?-
-   ¿Cuándo lo conociste?-
Entre tantas preguntas Rei soltó un grito agudo y estas se callaron.
-   Hace...hace un mes lo conocí, pero a las semanas, se comporta extraño, ya no me visita y mucho menos hemos tenido relaciones íntimas-
Dijo aquella palabra mirando a Kokoro y esta sonrió nerviosa.
-   pero ¿Qué paso?-
Pregunto Saki.
-   De seguro tiene otra y no quiere decírtelo-
Concluyo Sumi, pero Rei no hacía más que negar.
-   No lo entenderán!-
Dijo con exasperación, llevando sus manos a su cabeza.
-   Pero si no nos explicas~-
Rei dio un suspiro largo y conto toda la historia omitiendo explicar a detalles los besos que se daba con Yukihiro, e incluso lo del perro, Hiro, pero las chicas la miraban con incredulidad.

-   Dices que es un Ángel, guardián o lo que sea!, te está cuidando¿?-
Rei asintió débil.
-   ¿y que puede dividir su cuerpo, y que la mitad que esta trasformada en perro está muy enfermo?-
-    Si...lo peor del caso es que no sé dónde está o porque esta así-
Un par de lágrimas se escaparon de los ojos de Rei, Kokoro la abrazo, intentando reconfortarla.

-   He visto en libros que...cuando se dividen en dos cuerpo uno no puede estar muy alejado del otro porque una de las dos puede morir o desaparecer-
Las chicas miraron incrédulas a Saki y esta se encogió de hombros, en ese momento el celular de Rei comenzó a sonar, notando en la pantalla el número de su madre.


-   Ma-mamá, ¿pasa algo?-
Rei se limpió las lágrimas como pudo pero su mamá respiraba rápido por el celular.
-   Re-Rei-chan...-
La voz de Yukihiro le llego como un golpe a su corazón y estómago, su cuerpo se alarmo completamente.
-   YUKI!!-
Sus ojos se llenaron de lágrimas al escuchar esa voz tan apagada de alguien tan enérgico como lo era Yukihiro.
-   Ven a...casa...te—te necesito-
No hizo falta repetirlo dos veces, colgó la llamada, y tomando sus cosas salió corriendo del aula, los recuerdos de Hiro se le vinieron a la mente mientras corría, Yukihiro no se escuchaba nada bien.


...


Luego de saltar la reja de la escuela llego a su casa corriendo, encontrado un camino de sangre, el teléfono de la casa lleno de sangre y las escaleras, al llegar a la planta de arriba lo encontró, el chico estaba tirado en el piso mal herido.

-   ¡Yuki!-
Grito asustada Rei, arrodillándose frente al chico, Yukihiro, lentamente abrió los ojos, sonriendo como pudo, pero tan solo se formó una mueca.

-   ¿Qui-¿Quién te hizo esto?-
Pero el chico no pudo responder, sus ojos volvieron a cerrar, y su cuerpo comenzó a colocarse igual de pálido que la pared, su ropa comenzó a volver a ser del color de los lápices de colores, Rei horrorizada intento tomarlo entre sus brazos, pero su cuerpo comenzaba a pegarse al suelo de madera, tal y como su fuere una figura plegable.

-   Yuki-Yukihiro...no-no me dejes-
Sus lágrimas comenzaron a dañar aquel hermoso rostro que una vez ella dibujo, en un acto desesperado intento besarlo, pero al hacerlo, solo alcanzo a besar el suelo, ya había sido tarde...


Grito y lloro a mares, intentando golpear el piso una y otra vez.

Sus adoloridas manos comenzaron a sangrar, hasta que todo se tornó oscuro entre tantas lágrimas y jadeos, perdió la conciencia.


...


Aquella sangre comenzó a esparcirse lentamente hasta tocar aquel rostro de lo que una vez fue Yukihiro, La habitación se volvió luz, una luz completamente segadora, la misma luz que desprendió Yukihiro, cuando salió de la pared.


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