Para Kibou los días eran eternos, caminar por
aquella casa tan grande, al menos tenía un lugar donde estar, esa terraza
olvidada.
Aquella presencia siempre iba y le hacía lo mismo,
la llevaba a la terraza y luego desaparecía.
Pero esta vez había algo distinto, ella se sentía cansada,
exhausta, como si su cuerpo hubiera hecho un gran esfuerzo en algo.
Con pesadez llego hasta aquel lugar de siempre y
miro a las escaleras. Aquellos pies ahora iba caminando como si le costara
mucho el andar, camino más rápido hasta ahora encontrar a un hombre muy mayor,
con vestiduras blancas y una barba bastante larga, cayó al suelo y Kibou corrió
como pudo hasta él.
-Ángel-san!, Ángel-san!, resista!-
Trato de ir por ayuda, pero aquel hombre hablo.
-tú…serás…la…próxima-
Kibou miro aterrada al hombre y se separó de él.
-¿Quién es usted?-
Pero cuando trato de seguir hablando, sintió como
si el aire le faltaba, cayó en seco al suelo y sangre comenzó a salir de su
boca.
Su cabeza le daba punzadas de dolor, todo le daba
vueltas
-tu serás la próxima…
Ángel-san-
En su cabeza aquellas palabras se repetían.
Cuando despertó estaba en su cuarto con una
compresa en su cabeza.
-vaya… cada vez que subes a ese lugar te da mucha
fiebre-
Su abuela se encontraba al lado de ella bajándole la
temperatura.
-¿Qué paso?-
Pregunto tratando de sentarse sobre la cama pero
su abuela se lo impidió.
-escuche un golpe en el techo asi que subí y te encontré
echa bolita en el suelo y sudabas frio, cuando te toque estabas ardiendo en
fiebre, tenías más de 40°C, no sé cómo es posible que sigas viva-
Ambas quedaron en silencio y la señora Chugi siguió
cambiando las compresas de la frente de Kibou.
-abuela… ¿Quiénes fueron mis padres?-
La señora quedo sorprendida.
-ve…veras—
-usted me adopto cierto?¿-
Hubo un largo silencio, Kibou rodo los ojos
mirando a la pared.
-la trabajadora social me conto de tu caso… eres
una chica que nació en aquel pueblo, pero ninguna de las enfermedades de ese
pueblo se te han pegado, ninguna… por eso… era prefirió algo mejor para ti-
Trato de acariciar la mejilla de Kibou pero esta
la aparto.
-quiero estar sola-
Cuando la señora Chugi se fue, Kibou comenzó a
llorar, por eso aquella mujer le había mentido, sabía que si le decía que iría
a una familia adoptiva jamás querría irse, y otra vez… sintió aquella presión sobre
su cuerpo… era asfixiante, así que se levantó y trato de caminar, sosteniéndose
de las paredes.
-Án…Ángel…san-
Aquel dolor se apoderaba de su cuerpo.
Llego casi arrastrándose a las escaleras, con un lápiz
y una hoja comenzó a escribir en él.
-angel-san, angel-san, por favor, ven acá-
Con dificultad comenzaba a hacer aquella invocación.
Pero nada… ni una brisa, ni un movimiento de aquella hoja… nada.
Aquellos dolores eran aún peores, su cabeza dolía
a más no poder, tal vez estaba teniendo un derrame cerebral, su cuerpo sudaba,
el aire casi ni llegaba a los pulmones. Todo se veía borroso.
¿Qué pasaba que aquel ángel no llegaba? ¿Quién había
sido aquella persona moribunda que siempre la llevaba a la terraza? Y más
importante aún ¿Quién era ella?
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